Los marcianos llegaron, ya

En el universo existe una galaxia a la que los humanos llaman Vía Láctea. En esa galaxia, en su exterior, se encuentra el Sistema Solar. Si contamos desde de su estrella central llamada Sol, hacia el exterior, nos encontramos con un planeta de color azul al que llaman Tierra. Y cerquita de ese planeta, a su alrededor, un satélite blanco al que llaman Luna.

Los habitantes de dicho planeta son bien curiosos. Se dice que se han dividido según el grado de bienes y riquezas. Que se han divido con base en banderas. Que se han separado con base en fronteras. Que se han divido con base en creencias. Todo lo cual parece extraño, siendo que si se observa bien, todos se ven iguales en su composición física: todos tienen una cabeza, cuatro extremidades, un tronco central, un cerebro, un corazón, y dos pulmones, por nombrar sólo algunas similitudes.

En dicho planeta, les gobierna el miedo. Le temen a todo lo que no conocen. Por eso no escatiman ni en tiempo, ni recursos, ni sangre, para lanzarse en guerras unos contra  otros. Se sabe, también, se desprecian según su origen, creencias o tono de piel. Y que siempre, desde que existen como seres “pensantes”, alguna u otra civilización han estado a la cabeza del resto buscando someterlos mediante la violencia y la invasión.

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Mujer palestina. Foto tomada de: http://bit.ly/1KUN9UY

 

Sin embargo, lo más curioso de este planeta, es que a partir del siglo XX (si tomamos como medida del tiempo lo que llaman el calendario gregoriano) ellos han puesto la vista al cielo temiendo que, tal vez, haya alguien en el espacio esperando invadirlos y destruirlos. Quizá, alguna civilización superior proveniente desde algún otro rincón del universo. Muchos de los que, “según ellos”, son sabios; han alertado de esta posibilidad. Y también, muchos otros han visto dicha amenaza como, quizá, la única posibilidad de que lo que llaman humanidad, se una bajo una misma causa -la causa de la sobrevivencia- y, finalmente, se reconcilien.

Sin embargo, mientras algunos quieren que su mundo tema a los cielos; las civilizaciones humanas dominantes se lanzan en guerras sin sentido para acabar e invadir a otros pueblos, sólo para arrebatarles sus riquezas naturales; para quitarles sus minerales, petróleo y, lo más importante, sus sueños. Mientras algunos temen que alguien baje en una nave y les destruya en segundo con una pistola que dispare rayos y círculos de energía desintegradores,  hay otros que tienen el poder de desatar el caos en su planeta con tan solo apretar un botón, y no son precisamente “extraterrestres”, son humanos. Por ende, hablar de una humanidad unida ante una amenaza externa, llega a sonar ingenuo e, incluso, tierno, sobretodo en medio de toda la barbarie en la que ya viven.

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Fotografía de Chris Jordan. Miles de seres mueren por la contaminación. http://bit.ly/1SqKaf5

Es por todo esto, que este es un planeta curioso. Porque algunos obligan a temerle a los cielos cuando, en realidad, a los que deberían temerles son a ellos mismos. Si algo no han hecho es, justamente, comportarse de manera pacífica y civilizada.

Si hay seres en esa galaxia, sistema o planeta, que quieren destruir al ser humano, no son precisamente seres del espacio exterior con aspecto reptiloide o cabezas en forma de pera invertida, la triste verdad es que, son ellos mismos: los humanos.

Para ser honestos, al resto de las civilizaciones del universo, les importa poco lo que pase en dicho planeta. Es tan primitivo, que no vale la pena intentar dialogar con ellos. Sobre todo con seres cuya forma de llegar a acuerdos es mediante la amenaza y las armas.

Probablemente, si alguna vez fuésemos a visitar otro planeta, y nos dieran la oportunidad de conocer a su población, seguro sólo iríamos a cantarles aquella canción escrita por el cubano Rosendo Ruiz Quevedo Los marcianos llegaron ya, puesto que los otros “marcianos”, los que destruyen planetas y seres vivos, hace rato que conviven con ellos: son las misma especie humana.

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Fotografía tomada de:http://bit.ly/1VHIZ8R

Es por eso que hago público mi descontento con que nos cataloguen a nosotros de violentos, invasores y destructores. Nosotros solo bailamos y cantamos “El ricacha”. Son ellos, los terrestres, los violentos, invasores y destructores, a nosotros, sólo nos interesa bailar, cha-cha-chá.

Nota del columnista: Carta entregada por un poblador de las regiones celestes más alejadas del universo para ser publicada en este sitio.

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