El haiku: por amor a un instante

¿Qué es el haiku?

Según el Diccionario de la Real Academia Española es una composición poética de origen japonés que consta de tres versos de cinco, siete y cinco sílabas respectivamente.

El haiku es un poema caracterizado por su brevedad. No tiene rima, debido a esa sencillez y suele carecer de signos de puntuación. Sencillo y conciso en la búsqueda de expresar lo que ocurre en ese preciso instante. Los sentidos juegan un papel primordial.

Instantes y conexiones únicas

¿Alguna vez has sentido una conexión especial con la naturaleza?  Ese momento en el que todo es paz, parece en equilibrio y se forma una conexión mágica repentina, algo maravilloso  e inexplicable, en la que nuestro cerebro se pone a trabajar para buscar una forma de expresarlo.

Nuestras percepciones de la realidad pasarán por el filtro simbólico del lenguaje . “La cultura se ha formado como proyección social del lenguaje humano.”[1]

A nivel perceptivo,  tienen bases diferentes las tradiciones judeo cristianas y las orientales. Las primeras, se basan, principalmente en lenguajes escritos, mientras que las segundas, al mismo tiempo que desarrollan el mundo simbólico del lenguaje son conscientes de su artificialidad, de sus límites y de la falacia dualista por lo que siempre intentaron alcanzar esa habilidad para expresar lo dicho con lo no-dicho, lo expresado, con lo no- expresado, lo visible, con lo invisible. (Fig. 1.) La perfección de haiku se basa en su propia habilidad para comunicarnos lo inexpresable. Estos pensamientos se encadenan con percepciones de muy diversa índole: nostalgia, humor e incluso religiosos, procedentes estos de la sabiduría del zen.

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Fig. 1. Los pétalos de las rosas amarillas/ ¿Tiemblan / y caen al ruido de los torrentes de agua? Matsúo Bashô. Tomado de: http://bit.ly/1rJKXcG

A Matsúo Bashô se le considera el mayor poeta de haikus jamás nacido (Fig. 3).  De acuerdo con lo que recoge Francisco Villalba en el prólogo de Haiku de las cuatro estaciones, para Bashô “lo más importante del haiku no es pues, lo que se dice sino lo que no se dice”. [1]

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Fig. 3. Matsúo Bashô. Tomada de: http://bit.ly/1Qlx24L

Según Villalba, nació y se educó como samurái. Bashô sería durante toda su vida un constante peregrino, de vida ascética y pobreza material. Se dio cuenta de que la poesía era más que belleza o moralidad, intelectualidad o ingenio verbal. Buscaba una nueva trascendencia en su poesía y finalmente, acabó convirtiéndose en el referente más importante a nivel internacional, y de todos los tiempos, de este tipo de composición poética. Un concepto de poesía como camino purificador de todos los hombres, siempre en busca de la  observación, la contemplación y la revelación y así, por ejemplo, poder perderse en el estanque, escucharlo y ser estanque. (Fig. 2.)

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Fig.2. El viejo estanque/ se zambulle una rana/ el ruido del agua. Tomada de: http://bit.ly/1S9rTm6

Desde su popularización en Japón, a mediados del XVII, no es hasta los siglos XIX y XX que el haiku se extiende por Europa, Estados Unidos y América Latina a través de los escritores orientalistas. (Fig. 4.)

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Fig. 4. Sobre la rama seca /un cuervo se ha posado; /tarde de otoño. Tomada de: http://bit.ly/1NYCpVA

Autores como Rubén Darío, Amado Nervo y Enrique González Martínez se verían influenciados por la tierra del sol naciente en sus textos poéticos.

Fue José Juan Tablada, escritor mexicano, quien introdujo el haiku a las letras latinoamericanas. (Véanse algunos ejemplos en Fig. 5 y 6)

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Fig.5. La araña. José Juan Tablada. Tomada de: http://bit.ly/1PfKs4m

 

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Fig. 6. José Juan Tablada. Tomada de: http://bit.ly/23RBr9g

 

“En España, y tal como destaca Ricardo de la Fuente, aparecen rastros (sólo rastros) del haiku en los Machados, Juan Ramón Jiménez, Guillén, García Lorca y en particular Juan José Domenchina, autor de un haiku tan clásico como: “Pájaro muerto/¡Qué agonía de plumas /el silencio!”. [3]

Sus ojos tienen

un volar de libélula

¡tan transparente!

Juan José Domenchina

 

Eco de sollozo

sin dolor ni labio

hombre y bosque

Federico García Lorca

 

En aquella piedra

(¡tierras de la luna!)

¿nadie lo recuerda?

Antonio Machado

 

¡Libro acabado,

caída carne mía,

labrador subterráneo de mi vida!

Juan Ramón Jiménez

 

¿Sabes lo que espera

el pájaro quieto

por la rama seca?

 Luis Cernuda

 

Lejos un trino

el ruiseñor no sabe

que te consuela

Jorge Luis Borges

 

En la actualidad, no podemos pretender vivir de la misma forma que lo hacían hace siglos, cuando el haiku estaba en pleno apogeo. Estar en contacto con la naturaleza, vivir y formar parte de ella a tales niveles. Sería hacer de nuestras escenas rutinarias algo bello, trascendente y un lugar de reflexión donde tengamos que recurrir para nuestras propias revelaciones diarias.

Fuentes de consulta

[1] Bashô, Matsuo. Haiku de las cuatro estaciones.  Miraguano Ediciones. Madrid. 1986.

[2] The Great Eastern Philosophers: Matsuo Bashō. The Philosopher ‘s Mail.

[3] Benedetti, Mario. Rincón de  haikus.  Editorial de Sudamérica. Buenos Aires. 1999.

[4] Cuevas Serrano, Marta. Trabajo Fin de Máster. Fórmulas Textuales del Haiku en la Poesía Contemporánea.

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