Poesía y encuentro. Parte III

15 junio

Santa palabra, pienso estos días. En Pakken pakken de Juana Castro unos versos dicen:

Es / la santa palabra. / La que cura los miedos/ y el espasmo del mundo.

Sigo el rastro de ellas, como un juego laberíntico que me conducirá a la confluencia del río, a las rimas afluentes allí presentes.

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El día 15 de junio, a primera hora de la tarde, Antonio Roa, director del VI Encuentro de la Asociación Cultural Poética, la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento y la Fundación Juan Rejano nos emplazaron a los medios locales, provinciales y digitales a una rueda de prensa en una exclusiva sala del Hotel El Carmen debido a la asistencia de Ana Blandiana,  como Invitada de Honor,  del VI Encuentro de Poesía, Música y Plástica: Poesía y feminismo: una estética de la diferencia, como ya mencionaría la poeta y traductora, Natalia Carbajosa—avanzada la noche— «es una de las consciencias cívicas y artísticas más importantes de la literatura rumana contemporánea». Sin olvidar mencionar su relevancia a nivel internacional. Estar a la altura no es medir lo mismo, es mirar a los ojos.

Estar a la altura no es medir lo mismo, es mirar a los ojos.

Ana Blandiana y Viorica Patea, traductora y profesora, nos saludaron y nos miraron a los ojos. La rueda de prensa se alargó por la extensión de algunas respuestas y la amabilidad de ambas. Quienes estábamos presentes pudimos verla sonreír cuando Ángel Manuel Gómez de El Coloquio de los Perros preguntaba acerca de algunos puntos comunes con Bob Dylan; qué se arrepentía haber escrito con Antonio Luis Ginés o interesarse por el origen del nombre de Saigón con Manuel Guerrero.

Durante estos días he estado pensando en las luciérnagas. Ana Blandiana me recordó a una luciérnaga brillante, produciendo una incesante cantidad de luz; presencia cercana, cómoda y en un entorno tan cálido como aquella tarde noche.

Aquella noche, Natalia Carbajosa se encargó de perfilar la vida y obra de la invitada de honor del VI Encuentro de la Asociación Cultural Poética, con pinceladas para entender su poesía y detalles claves para que quienes estábamos presentes allí pudiésemos entender mejor el recital que vendría a continuación. Así manifestó que la:

concepción metafísica de la existencia que sin perder el enfoque sobre lo urgente y lo inmediato aspira a dibujar ese ser en el tiempo, sometido a las fuerzas del universo que ningún contexto delimitado puede albergar del todo.

y que tenía un

estilo sencillo y diáfano

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Apuntes que Ana Blandiana agradeció posteriormente, asimismo reconoció la labor del Ayuntamiento de Puente Genil y de Antonio Roa por la organización del VI Encuentro de Poesía por «poner a Puente Genil en el mapa de la poesía esta noche». Podría haber titulado el recital como Dos docenas de poemas, diez escalofríos y un par de lágrimas.

Ana Blandiana, recitaba en rumano, sonaba a canción melancólica en un patio cordobés. La cadencia tañía como las campanas de fondo, fijando la hora en el reloj. Una brisa extranjera sobrevino este mes de junio, susurraba en la superficie del río y tanto Viorica Patea como Natalia Carbajosa interpretaban con el viento trayéndonos un mensaje para nosotros. Hablando sobre el amor, los opuestos, los ángeles, la luna, el lamento, la escritura:

Nuestros huesos se unieron hace tiempo, 

La sangre lleva los rumores

De un corazón a otro.

Una selección de poemas de sus tres obras en la editorial Pre-Textos Octubre, noviembre, diciembre; Mi patria A4 y El Sol del más allá y El reflujo de los días.  Un gran número de poemas recitados tanto en rumano como en castellano: ¿Recuerdas la playa?, Cual luna que se desliza, Acerca del país de donde venimos, Mi sombra teme, Tú no ves nunca las mariposas, Apolo, Lamento, Ángeles, Opus, Un caballo joven, Selección, Reserva, Sin saber, Este poema, Qué difícil, Aglomeración, Juego, Palomas, Oración, La pendiente o Una pérdida continua.

Bien entrada la noche, tuvimos la oportunidad de disfrutar el estreno de un espectáculo interdisciplinar llamado Un brillo del no, con compositora, saxofonista, percusionista, improvisadora y docente, Chefa Alonso; el contrabajista y bajista eléctrico, Jorge Frías, la compositora y violonchelista María Prado; la bailarina e intérprete, Lola Jiménez y la poeta, narradora y ensayista, Concha García. Donde la música, la poesía y la danza alzaban el vuelo. Un diálogo reflexivo entre las tres disciplinas. Crearon una danza íntima, tribal, cobijada en el Genil y ajena a cualquier otra realidad al otro lado del río.

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Primero, el dinero. Luego, la vida. ¿O nada de dinero? Que todo sea la vida. O imposible ecuación. O menos vida. O todo lo que es vida, acaso es señuelo. Dinero. O tanto dinero. Tanta vida. ¿Acaso lo que importa no es un tránsito? Es un recorrido sin consciencia. Luego, el orden de nuevo. Primero, el cuerpo. Segundo, el dinero.

Pude pasarle unas preguntas a Chefa Alonso y Concha García sobre el espectáculo para saber más sobre su nacimiento y desarrollo.

CHEFA ALONSO Y CONCHA GARCÍA (UN BRILLO DEL NO)

 Concha, durante el espectáculo sonidos y bailes envolventes e hipnóticos, decías «así nacen las cosas», ¿cómo nació este espectáculo interdisciplinar?

Hace años comenzamos a trabajar con Chefa y había otra bailarina, Raquel y también el chelo de Bárbara Meyer, quisimos retomar aquella iniciativa porque la poesía, así como la música pueden causar impactos nuevos.

 Chefa, antes de montar un espectáculo interdisciplinar, ¿qué es lo primero que crees necesario mostrar?

Antes de montar un espectáculo interdisciplinar, lo primero que pienso y decido es el equipo artístico con el que voy a trabajar. En el caso de Un brillo del No, que fue un encargo directo de Antonio Roa, contando con la poesía de Concha García (con la que ya había trabajado con anterioridad, también en una propuesta interdisciplinar), la idea era combinar poesía, música y danza. Para ello conté con la bailarina Lola Jiménez (con la que he trabajado en otros proyectos), por su trabajo personal, su capacidad de improvisación y su vinculación con la poesía, y en la música elegí a mi compañero habitual en proyectos musicales y escénicos, Jorge Frías, contrabajo, e incluí a María Prado, violonchelista.

Una vez que tengo el equipo, elijo los instrumentos que voy a tocar yo: saxo soprano, kechapi y percusiones (mis percusiones varían bastante dependiendo de cada proyecto). En esta etapa no pienso tanto en lo que voy a mostrar como en las personas con las que voy a trabajar y en un segundo momento, con qué tipo de materiales sonoros, poéticos y escénicos vamos a trabajar.

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¿Cómo ha sido coordinar todas las disciplinas que han intervenido?

Concha: Con muchos ensayos, detrás del espectáculo cuando lo presentamos ante el público hay un trabajo de fondo muy constante y buenas vibraciones entre nosotros.

Chefa: Mi trabajo consistió en elaborar una estructura para el espectáculo, basada en los poemas elegidos y ordenados por Concha, y en las atmósferas, ambientes y sensaciones que esos poemas nos provocaban; de esta manera fuimos construyendo un relato sonoro y escénico que se se desarrolla en paralelo a la lectura de la poeta.

Siempre se pregunta por la experiencia para el público, pero en este caso os preguntaré por la vuestra, ¿cómo ha sido estrenar vuestro espectáculo en este VI Encuentro de Poesía, Música y Plástica?

Concha: Ha sido muy hermoso, nos hemos conjuntado muy bien, y esperamos seguir en otros lugares.

Chefa: Fue una alegría desde el comienzo; para empezar, ya es difícil que alguien te encargue un proyecto de estas características, gracias, Antonio. Además, poderlo estrenar en un contexto de respeto y apoyo incondicional a la poesía, la música y la danza vivas, como existe en este Encuentro de Poesía, Música y Plástica, ha sido un regalo que guardaremos con nosotras.

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¿Qué atrapa el público si consigue ver Un brillo del no?

Concha: Eso debe decirlo el público.

Chefa: Creo que lo que más sorprende y agrada al público es que, a pesar de los diferentes lenguajes escénicos que se manejan, y quizá la extrañeza que puede provocar todavía la danza, la poesía o la música contemporánea, se percibe como una propuesta única, coherente y alejada de los lugares comunes de lecturas poéticas más al uso o propuestas musicales comerciales. Un brillo del no es un espectáculo que despierta y azuza la imaginación; solo hay que ver, sentir, escuchar.

solo hay que ver, sentir, escuchar.

16 junio

La Plaza de Abastos del Romeral en la mañana del sábado 16 de junio estaba bastante transitada por las compras de pescado fresco, flores, carnes, las compras frescas y de primera hora por los tenderos pontanenses que vociferaban en sus puestos. En la cruz de uno de los pasillos por donde se realizaban las cargas, situaron una pantalla, una mesa, todo el equipo de sonido correspondiente.

Lo que se tendría lugar allí, pese a las pocas expectativas por ese encuadre tan surrealista integrado en el quehacer de la mujer, fue asombroso: el decimoctavo aniversario de El Coloquio de los perros, con sus directores, los poetas Ángel Manuel Gómez Espada y Juan de Dios García y la performance Tres mujeres de copa por la Asociación DesnudArte Creando.

Tras hacer un recorrido por su historia, su desarrollo, transformación y evolución en su revista digital y página, mientras nos la mostraban in situ, se realizaron lecturas por Ernesto Cáceres, Manuel Fabián Trigos Baena, Víctor Almeda, Elena Román, Natalia Carbajosa, Ángeles Mora, Antonio Luis Ginés o Ana Blandiana y Viorica Patea. Finalizó Antonio Roa, leyendo el poema que da nombre a UN FOTÓGRAFO CIEGO de Juan de Dios García, que este le dedicó en agradecimiento a ambos por su apoyo y presencia en los encuentros poéticos pontanenses hasta ahora. 

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Concluyó la mañana, con la performance Tres mujeres de copa por parte de la Asociación DesnudArte Creando [1], quienes llevaron a escena los problemas diarios de las mujeres en una charla de vecinas, mientras hacían la colada. Entre trapos y versos nos daban a otras mujeres —Las Sinsombrero— con otras vidas, como si de un chisme se tratara, se proponían a brindar para cambiar sus vidas y  propósitos de futuro abriendo nuevos horizontes mucho más esperanzadores para todas ellas.

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Unos minutos antes de comenzar el espectáculo de aquella misma noche pude reunirme con los directores de El Coloquio de los perros, de nuevo para hablar detenidamente de otros detalles como sus inicios, su compromiso. Para las preguntas restantes se nos hizo tarde y preferimos solucionarlo por escrito.

EL COLOQUIO DE LOS PERROS

Juan de Dios, ¿cómo surgió la primera idea de crear la revista literaria “El coloquio de los perros”?

Corría el año 2000, éramos jóvenes licenciados en Filología Hispánica con todo lo que de futuro incierto conlleva esos estudios y muchos de nosotros nos habíamos dirigido a esa carrera no porque quisiéramos ser Filólogos sino porque queríamos vivir de la escritura o meternos en ese mundo. Pronto nos habíamos dado cuenta de que estábamos totalmente desorientados y la revista era como una plataforma de inicio para conocer a través de la revista —siendo todavía muy jóvenes — a un montón de autores con los que deseábamos contactar. Así fue como nació la idea en un principio: una herramienta de conocimiento rápido —inmediato casi— de todos aquellos referentes vivos que teníamos Ángel Manuel y yo.

Ángel Manuel, ¿cuál es vuestro compromiso?

El compromiso, realmente, es con nosotros mismos y con la literatura. Quitándonos muchas horas de sueño, quitándole tiempo a nuestra pareja, a nuestros hijos, a veces. Ese amor el resto de la gente que nos ve lo entiende y lo asume, lo acata, pero si seguimos a día de hoy —dinero se gana poco con esto y no contamos con favores—. Recuerdo nuestra época de estudiantes cómo hablábamos durante noches y noches —horas y horas—en ese amor a la literatura. Yo creo que me reenamoré de la literatura muchas veces escuchando a Juande en noches interminables.

El compromiso, realmente, es con nosotros mismos y con la literatura.

¿Tertulias poéticas?

Sí, era una catarsis bastante interesante. Por eso creo que el compromiso siempre fue con nosotros y sigue siéndolo.

Juande: Yo lo definiría como un amor entregado y sereno.

(..) un amor entregado y sereno.

¿Cómo se trabaja internamente cualquier detalle a debatir?

Por lo general, si son colaboraciones externas que nos llegan, tanto en poesía como en narrativa, lo pasamos al comité de lectura y esperamos sus respuestas. Va por mayoría simple. En las otras secciones, no somos tan estrictos, porque normalmente suelen comentarnos antes lo que quieren enviarnos. Y en reseña, aceptamos prácticamente todo, aunque hemos tenido que dar algún que otro toque de atención por ahí. Cabe añadir que, además, en las secciones de poesía y narrativa, le pedimos a los colaboradores que entiendan que no pueden salir tanto como nos gustaría, porque la repetición —independientemente de la calidad— se hace monótona al lector.

¿Con qué motores cuenta El coloquio de los perros para que funcione correctamente con entrevistas, poesía, narrativa, fotografía y cada sección que habéis ido creando como La biblioteca de Alonso Quijano o Invitado de la semana?

La ilusión de quien quiere colaborar con nosotros. La revista ya es lo suficientemente conocida y reconocida como para que funcione sola. Además, después de tanto tiempo, tanto Juan de Dios García como yo tenemos los suficientes contactos para hacer que la revista fluya sin tener que estar muy pendientes del personal. La máxima en esta nueva etapa es que no hay prisas, que todo tiene su tempo y que ese tempo lo pone o bien quien lo envía o bien quien lo sube a la red.

¿Qué pensáis acerca de la temática del encuentro de este año?

Es un tema universal que da mucho juego en un encuentro de poesía y artes visuales, como este que se está gestando en Puente Genil. Independientemente de la brutalidad que ha conseguido Antonio Roa y todos los que le echan un cable en tan poco tiempo —de lo que creemos que aún no son conscientes—, en todos los encuentros la presencia de poesía femenina ha sido muy importante. Bueno, la presencia de la mujer. Y el resultado está a la vista en las redes sociales o Youtube. Ha sido todo un acierto. Esperamos haber aportado también nuestro granito de arena.

La noche terminaría con un diálogo entre poetas presentado por la poeta Yaiza Martínez que apuntó una interesante pregunta sobre la invisibilizarían de la mujer:

¿Por qué el canon de la poesía española aún está tan sesgado?.

A continuación, Guillermo Busutil dirigía una pregunta individual y otra global a las poetas presentes: Raquel Lanseros, Cecilia Quílez, Ángeles Mora y Juana Castro. Una a una fue regalándonos una amplia variedad discursiva como lo que aseguró Ángeles Mora al decir que:

En los años 80, Ana Rossetti, acababa de publicar Los Devaneos de Erato y las mujeres empezamos a irrumpir en el mundo de la poesía desde nuestro propio yo sin ningún complejo.

Por su parte, Juana Castro nos contaría que en su obra «ha prestado atención a todo aquello que acalla o rompe a la mujer (…) El escollo que yo encontré es que no tenía madres literarias». Cecilia Quílez aseguró que existía una «desvalorización de la poesía femenina porque la sociedad nos ha ubicado en un sitio determinado, nos ha puesto coto a muchas cosas». Raquel Lanseros comentó que en ocasiones la mujer quedaba «papel reducido a la esfera de lo privado, de lo privado, de lo doméstico, que históricamente ha sido forzada (…) Ahora estamos abriendo espacios que deben ser ampliados y que aún falta cierta normalidad». Una selección de poemas de cada poeta y tras ellas un precioso resumen de las dos noches a las que los participantes allí presentes asistieron como colofón a su intervención por parte de Guillermo Busutil:

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La poesía es un sexto sentido desde el que traducimos el asombro de ser y de sentir el mundo. La metáfora con lo que desnudamos lo que somos. Y es también la poesía un territorio en el que cada año cambian de color las palabras con las que las poetas —y poetisas—se encuentran en Puente Genil, ayer y hoy, naciendo versos junto a un molino de harina y agua, la poesía como electricidad. Gozamos ayer de Ana Blandiana para quien escribir poesía es escribir una lengua que nunca se domina del todo y siempre un puente con ángeles de Berlin. 

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En este caso, no tuve la oportunidad de hablar con todos, pero sí con algunos, espero que la información ampliada os acerque más a cada uno de ellos.

RAQUEL LANSEROS

¿Cómo te embarcaste en realizar esa antología llamada “Poesía soy yo” —visibilizando muchos nombres esenciales de las pioneras de la poesía en español entre 1886 y 1960—junto a Ana Merino?

Tanto y Ana como yo sentimos que era necesario recordar y visibilizar muchos nombres esenciales de mujeres poetas en español de ambos lados del Atlántico, que desarrollaron su obra poética durante el siglo XX. También nos parecía fundamental situarnos en el territorio común del español para poder arrojar una visión panhispánica sobre el trabajo de estas excelentes poetas.

¿Qué es poesía?

La poesía, como muchas de las cosas fundamentales de la vida, es más fácil de comprender y sentir que de definir. De hecho, hay muchas definiciones maravillosas sobre la poesía, pero ninguna de ellas acierta a cerrar el concepto definitivamente. Ese misterio e intangibilidad hace de la poesía algo tan valioso y necesario.

Hace poco has traducido una Antología Poética de Sylvia Plath. Ella que fue reconocida tras su muerte y en general, recordada por su tragedia. ¿Qué te lleva a realizar la traducción de sus poemas?

Leí los poemas de Sylvia Plath por primera vez en la Universidad y ya entonces me impactó su sentido del dolor, de la muerte, de la condición efímera y un poco absurda de nuestra existencia. Cuando me ofrecieron la posibilidad de traducirla, me apeteció mucho sumergirme de nuevo en su peculiar universo.

En tu opinión, la mujer ¿ha temido pronunciarse?

No creo que haya sido una cuestión de temor, sino de imposibilidad en la mayoría de los casos. La sociedad ha sido históricamente inmisericorde con las mujeres que aspiraban a ser libres, autónomas y críticas.

Finalmente, ¿qué sería aquello que realmente importa?

Parafraseando al gran Jaime Gil de Biedma, «importa sobre todo el hecho de estar vivos».

La poesía, como muchas de las cosas fundamentales de la vida, es más fácil de comprender y sentir que de definir.

GUILLERMO BUSUTIL

¿Qué poder tiene la palabra?

La palabra tiene el poder más poderoso del mundo: intentar dibujar en el aire, en la cabeza y en el corazón de las personas, eso es lo más poderoso que hay en el mundo.

¿Para qué sirve la literatura?

La literatura sirve para todo: para viajar, para llevarnos a otros mundos, para enseñarnos que podemos ser muchos otros, para no estar nunca solos—porque siempre que estemos con un buen libro, frente a un folio o una pantalla en la que escribir— estamos acompañados de mil imágenes, todas las que seamos capaces de soñar, de crear, de escribir.

En una entrevista en Culturamas afirmaste que «Estamos hechos de sueños, de heridas y de tiempo», ¿el germen de tus obras es una mezcla de las tres?

Efectivamente, estamos hechos de los tres: de heridas, de sueños y de tiempo. Todos tenemos cicatrices en la piel, en el corazón y en la memoria. La memoria es la imaginación que nos compone, que nos identifica en el mundo y el sueño es la esperanza de llegar a ese horizonte en el que cada cual se proyecta.

En tu opinión, la mujer en la literatura ¿ha sido ignorada por el peso de los prejuicios—como negaba Rosa Chacel—o por predominio masculino?

Por supuesto, por predominio masculino y quizás, también, por el prejuicio. La mujer —si nos vamos a la mitología y a la épica— siempre ha sido como un símbolo de lo temido. Las sirenas, por ejemplo, quienes te apartaban de tu camino no eran sirenos eran mujeres, las harpías. La mitología ha convertido a la mujer en un peligro, porque en el fondo, desde el Paraíso, el hombre ha tenido miedo de la mujer. Le ha convenido mucho más tenerla encerrada, indefinida o en penumbra.

¿Qué esperabas de este VI Encuentro de Poesía, Música y Plástica: Poesía y feminismo: una estética de la diferencia? ¿Qué te llevas de él?

No esperaba nada, porque como buen viajero nunca espero nada. Dejo que el viaje me suceda, que el viaje me diga, me enganche, me seduzca o me ponga a los límites, entonces, siempre me sorprende como ha ocurrido en este VI Encuentro: la sencillez, la calidez humada, la diversidad de miradas, de voces; los escenarios y la entrega de un pueblo del interior, algo tan navegable como es la poesía, que al fin y al cabo, es la mar donde van a parar todos los ríos de la vida.

No esperaba nada, porque como buen viajero nunca espero nada.

JUANA CASTRO

¿Por qué crees que la tradición no recoge el legado literario escrito de la mujer?

El patriarcado, o gobierno de los padres, sólo ha considerado importantes y válidas las obras de autoría masculina. El espacio de la mujer fue la maternidad y la casa. Maternidad despojada de componente simbólico, porque si lo hubiese tenido, el mundo se habría organizado genealógicamente por la matrilinealidad o el matriarcado.

Las mujeres, durante mucho tiempo no tuvieron derecho a la educación, y en España entraron en la universidad en el último tercio del siglo XIX, pero minoritariamente. Los escritos de las mujeres, que los hubo en todas las épocas, no fueron valorados porque sus temáticas no seguían la tradición literaria, por supuesto masculina: lo que ellas escribieron siempre fue considerado marginal, nunca “canónico”. Asimilada la mujer al “ángel del hogar”, era muy difícil que los varones con autoridad las tuvieran en cuenta, en bastantes casos llegaron a ridiculizar su dedicación a la literatura como pasatiempo o capricho.

En cuanto a los siglos XX y XXI, la resistencia prosigue. Se piensa en masculino, y al citar a poetas, normalmente sólo se citan varones. En cuanto a las mujeres, la táctica general que conocemos es la de aupar y celebrar las voces “nuevas”, las de las poetas jóvenes. Jóvenes que no permanecen en los estudios ni en los libros de texto, porque en la década siguiente habrá otras escritoras más jóvenes que serán encumbradas con el mismo anterior entusiasmo, a la vez que se olvidan de las anteriores.    

¿Qué has podido reivindicar gracias a la poesía?

Directamente nada, es mejor que cada lectora o lector saque sus conclusiones después de leído el texto. Por supuesto que, siendo yo feminista, mis poemas también lo son, pero no para reivindicar. En muchos poemas hay un sujeto femenino que habla en primera persona y que no necesariamente soy yo, son personajes mitológicos, como Dafne o Penélope, o como la Diosa Madre. Y en Del color de los ríos son mis antepasadas, madre, abuela… Otras veces es un “relato” en tercera persona que rescata una historia rememorada o sentida, como en Narcisia. En cada libro hay una voz de mujer que encara el amor, el dolor, la relación madre-hija, el tiempo… con nuevas visiones.

¿Cuál es la estética de la diferencia?

La diferencia es lo contrario de la igualdad. Ahora estamos en la igualdad. Pero la igualdad sola es incierta y peligrosa, inclina a pensar que mujeres y hombres somos iguales. Y no. El mundo es uno, los seres humanos somos diversos, y la primera gran diferencia es el sexo/género. El feminismo tiene muchas variantes, pero las dos principales son el de la igualdad y el de la diferencia. Usemos la palabra Igualdad pero “con apellidos”: igualdad de derechos, igualdad de salario, igualdad de promoción, de dignidad, de educación, de trato…

El pensamiento de la diferencia sexual nos muestra cómo las mujeres, a lo largo del tiempo, tuvieron y usaron otra libertad que estaba más allá de las leyes, además de crear. Por ejemplo, en la Edad Media, con las beguinas, una modalidad de religiosas mujeres. O a principios del siglo XV, la autora Leonor López de Córdoba, que escribió la primera autobiografía en lengua castellana.

Lo que nos seduce de la literatura es lo desconocido, y en ese sentido las mujeres lo son, porque venimos de los márgenes, nuestras vivencias no han sido contadas ni están en la tradición.

¿Cuáles fueron tus primeros referentes literarios femeninos y alguno que quieras nombrar actualmente?

Las poquísimas autoras que venían en mi manual de literatura, a veces en letra pequeña o a pie de página. Rosalía de Castro, Gabriela Mistral, santa Teresa, Sor Juana Inés. Después conocí a Concha Lagos, los poetas de Cántico, leí a Virginia Woolf, Ricardo Molina, Adrienne Rich. Oí por primera vez los poemas y el nombre de Juana de Ibarbourou, “Juana de América”, a un poeta de mi pueblo que vivía en Puerto Rico, y desde entonces me convertí en su lectora y la adopté como “madre literaria” después de pedir contra reembolso un libro-antología, “Poemas”, que todavía conservo. En los años 90 un grupo de poetas mujeres organizamos los Encuentros que se celebraron en Vigo, Córdoba, Lanzarote, Málaga, Barcelona, San Sebastián, Granada, Vitoria-Gasteiz… Ahí estábamos Concha García, Aurora Luque, Elsa López, Ángeles Mora…

¿Qué te ha aportado este encuentro “Poesía y feminismo: una estética de la diferencia”?

Encontrarme una vez más con compañeras y amigas en el pueblo de Ricardo Molina. Escuchar a la poeta Ana Blandiana, toda una experiencia mística. Y conocer el alcance de vuestro proyecto, el de vuestra Asociación Cultural Poética, que en seis años está consiguiendo el suma y sigue de llegar al alumnado de los institutos, de involucrar al empresariado pontanés de por ejemplo el dulce de membrillo y el aceite, cuyas trabajadoras son mayoritariamente mujeres. La vuestra es una labor de mucho calado, que irá extendiéndose en el tiempo y el espacio, hasta hacer que todo el pueblo vibre con la poesía, como vibra y se emociona Antonio Roa. Recordaré siempre el acto dedicado a la revista digital “El Coloquio de los perros” en el mercado de abastos, entre aromas de flores y pescado. Y la antigua fábrica de harinas La Alianza, con su luna creciente sobre la proyección de “Las Danaides” de Adriana Manuela en el cielo de junio. 

Antonio Roa agradeció al equipo de Poética [2] su colaboración a lo largo del año para hacer posible este evento y aseguró que, aunque no sabía que iba a pasar, algo sucedería. La noche pondría punto final todas las actividades del encuentro con el concierto del músico y embajador por la paz, Paco Damas y su personal homenaje a Las Sinsombrero. Cantó una docena de poesías musicalizadas por él. Se escucharon canciones como Una música oscura, temblorosa; A la orilla de un pozo, Si derribas el muro, Canción del hijo primero, Ni me entiendo ni me entienden, Quisiera tener varias sonrisas de recambio, No quiero, Toda mi ilusión, Las manos, Delirio del incrédulo y ¿Quién eres tú? Entre ellas intervinieron cada una de las de poetas de la noche, aportando otra pincelada poética más. Y finalmente, Paco Damas junto a Pepe Dougan, Adrián Parker, Jairo Samuel improvisaron una canción con Antonio Roa como protagonista y La Alianza como marco:

Yo no sé

De dónde ha salido

Antonio Roa:

La lucha contra el olvido.

A veces, la vida escribe

Con renglones torcidos.

Y tú a todo ello has sobrevivido,

Has sobrevivido, has sobrevivido.

No me digas: “Me estoy poniendo nervioso”

Porque si tú no estuvieras nervioso,

Esto no habría existido, esto no habría existido.

Gracias por estar ahí.

Gracias por haber venido.

Gracias porque la poesía

Es un antídoto contra el olvido,

Contra el olvido…

Porque en lugares así, donde la electricidad y el agua casi se rozan, allí donde tuvo lugar el VI Encuentro de Poesía, Música y Plástica de la Asociación Cultural Poética de Puente Genil, es posible pasmarte de frío a un lado del río durante la noche del día 1 de junio y calor el 16; ver un linaje legendario pasar por delante de tus ojos; o la memoria de la historia de un oficio. Puedes escuchar opiniones diversas sobre un mismo tema sin caer en jarro roto; o saber que hay quien musicaliza versos para encontrar refugio. Puedes tener entre las manos los círculos concéntricos de la vida y saber que seguirán repitiéndose; o sentarte en la primera fila de un teatro para corear las canciones de tu cantante favorito teniéndola a un paso de ti. Saber que un ojo nos mira y no deja de  hacer y lo sabe todo de ti, que es aterrador y que En tierra, esta conjunción adaptada por Isabelle Stoffel y Sigfrid Monleón tiene que verla cuanta más gente mejor. Es posible, también, que el alumnado disfrute de una propuesta curricular diferente al conocer a Las Sinsombrero de la mano de Paco Damas y su equipo; o querer viajar a la Patagonia Argentina tras ver el documental Entre dos orillas de Concha García. Tan posible como que una de las poetas rumanas más importantes se encuentre como en casa, entre versos, risas y palabras de un idioma que no es el suyo. Es posible soñar ser pájaro y serlo con Un brillo del no aunque no hayas nacido pájaro, ni aún estés preparado para volar.  Estar entre pescado fresco, flores, mujeres, puestos y carretas y el griterío propio de la plaza de abastos de un pueblo mientras se hace un coloquio magistral o una simpática performance libre de prejuicios. Así como el homenaje más melódico a la poesía y disfrutar del trabajo de un cantautor que musicaliza poesía para dar voz a mujeres desconocidas. Es posible, sí, que un alma tocada por las letras se derrame mientras poetas recitan, y todo ocurra. Personas que caminan entre versos se encuentran. Porque en lugares así, donde la electricidad y el agua casi se rozan, aquel fue el refugio para la poesía durante junio de 2018 en Puente Genil.

[1]Patricia Luque Castillejo, Alba Moon y Ana Fontalba.

[2]Adriana Manuela Ruíz, Gema Albornoz, Santiago Cejas, Alicia Baena, José María Campos, Víctor Almeda, José Baena, Juan de Dios García. Mención a Yorka Ruiz por sus grabaciones en directo.

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