Cuaderno de campo de María Sánchez, con una delicada fotografía de portada de Andrea Kiss, fue publicado por primera vez en marzo del 2017, hace unas semanas confirmó su cuarta edición.
Nada más abrir el libro me pregunté qué me podía esperar con ese título, ya que un cuaderno de campo es un bloc de notas donde los investigadores especialistas hacen sus anotaciones.
Su primer bloque La primera mancha está compuesta por cinco poemas. Lo introduce con una cita de Emily Dickinson: «Él fue el átomo a quien preferí entre toda la arcilla de que están hechos los hombres». Y con ella comienza todo, el papel de las mujeres y hombres en una casa los días de matanza, realizando tareas normales
despellejando a la
liebre.
Acción:
acción y delicadeza.
Las mismas manos
recogen limones, rastrean
la tierra en busca de patatas,
evitan la herida al
abrirse paso entre las malas hierbas
Porque estas, entre muchas otras, son las tareas de cualquier mujer. Y al mismo tiempo, «los hombres de la casa asisten a la cacería: es así como las otras manos perpetúan al depredador y al linaje».
La primera mancha está plagada de palabras como mano, delicadeza, herida, linaje, vida, hogar, dedos, ternura, muerto, venda, sangre, temblor, borde y todas ellas me hacen pensar en una evolución en el cuidado. Steven Pinker ya comentaba que habíamos evolucionado moralmente y actualmente, la aceptación de violencia era menor. Citaba, entonces, que parte del entretenimiento en las plazas públicas en la Francia del siglo S.XV era el de meter a un gato dentro de una hoguera para ver cómo este maullaba, gritaba y luchaba hasta convertirse en carbón. [1]
Espero que me perdonéis el destrozo de vuestras imágenes, cuando leí esta parte por primera vez, una lluvia de imágenes se sucedían. Porque, además de todo lo que ya he leído sobre el libro, los poemas de Cuaderno de campo son muy visuales. Alguien que ha vivido una escena parecida la podrá reproducir sin problema alguno.
El lenguaje de María Sánchez es sutil, sensible, delicado y muy estudiado
pétalos, pequeñas deidades animales hechas
de barro, vientres que se vaciaron para dar paso a la mirra.
pero también científico, porque en este bloc de notas imagino que la autora ha ido anotando todas sus vivencias y parte de ella, también se expresa con el lenguaje científico. Ella misma lo expone cuando en MONÓLOGO ACERCA DEL INSTINTO Y DE LA ENTREGA aclara el caso de «como escribir siempre ADN y no intentarlo con / ácido desoxirribonucleico», además de las primeras enumeraciones que hace en ESTA ES LA MANO QUE CUIDA en las que cuenta cómo aprendió ciertos conceptos de la vida como cuidadora de animales, al fin y al cabo.
En las zonas rurales, cuando alguien dice soy de campo, ya implica una serie de factores no escritos en ninguna parte. Y lo sé —estoy escribiéndolo ahora—dando fe de ello porque soy de campo.
Hay una serie de leyes no escritas en él, también. Las resumiré en dos palabras: sudor y manos. Cuando, por primera vez, pisas un terrón de tierra con tus propias suelas y miras a tu alrededor, ya se espera que sepas todo. La naturaleza no espera a nadie, todo lo que hay está ahí y debe ser aprendido. En muchos casos, durante muchas generaciones, los conocimientos se han ido transmitiendo de padres a hijos, de generación en generación. Si tuviera que elegir el método por el que se realiza, diría que el de la observación. La gente aprende las tareas observando cómo se realizan e imitándolas, hasta llegar a aprehender los movimientos y realizarlos en lo que parece de forma natural, pero encontrándole sentido y lógica. María Sánchez recoge todo esto: la familia, los cuidados, la transmisión de conocimientos y la forma de aprendizaje. Incluso hay un personaje, que llamaría clave en este tema: Plinio el Viejo. Este fue un escritor, científico, naturalista y militar latino que realizó diversos estudios e investigaciones las cuales sirvieron de material científico—y modélico—para varias generaciones. Para él, no debe existir ninguna debilidad en el hombre, esto me lleva a pensar en lo que mencioné anteriormente. Y justo en este punto nos encontramos nosotros, con nuestras anotaciones, errores y aprendiendo de lo que otros ya saben; que además esperan que sepamos realizar cada una de las tareas sin esfuerzo alguno.
María Sánchez se nutre de lo que ve, florece en el cuidado de las manos de esas generaciones que ya aprendieron y ella, pone las semillas del origen de la vida al cuidado de las siguientes; rompiendo, como ya han mencionado en muchas otras reseñas, de una forma magistral, esa tradición rural donde la palabra hombre no hace referencia al nombre genérico.
Considero Cuaderno de campo un diario intimista, sincero, real, visual y bello donde se recoge la realidad del campo, de la mujer, del cuidado. Un canto a la vida en aquella Córdoba que versaba Federico García Lorca: «Lejana y sola».
Fuentes de consulta
[1] Steven Pinker. “El ángel que llevamos dentro” en El declive de la violencia y sus implicaciones, Barcelona, Paidós, 2012.