Cuando te des cuenta de lo que le haces a otro te lo haces a ti mismo, habrás entendido la gran verdad. Lao-Tse.
Antes de comenzar con este tema controversial es necesario viajar a las regiones áridas del sur de África. Allí se encuentran manadas de mamíferos denominados como: suricatas, estos animales, se agrupan entre diez a cuarenta miembros perfectamente organizados; los científicos están sorprendidos por su comportamiento tan solidario.
Se cuidan entre sí, protegiendo a los más vulnerables, para ello nombran a un “centinela”, el cual permanece inmóvil vigilando el terreno por si llegase a haber algún peligro, mientras unos compañeros buscan alimento, otros se quedan en la madriguera acompañando a los enfermos y a las crías, según un estudio publicado en la revista Science (volumen 313: 227: 2006), éstas últimas reciben una educación por parte de los “maestros” quienes les van presentando desafíos cazando saltamontes y escorpiones sin que les ataquen. Después de 90 días, las crías reciben la educación necesaria para sobrevivir y se les asigna un rol a desempeñar.
Como se observa, en el ejemplo anterior, la naturaleza tiene sus propias reglas, modelos de organización para sobrevivir con base en el ensayo y error. Los humanos, también, se han preocupado por vivir de manera armónica con sus congéneres, por eso han diseñado leyes que se cumplan para garantizar la convivencia social, por lo tanto se hace hincapié en que el ciudadano conozca las leyes que se siguen en su comunidad, sus derechos y obligaciones, es decir, que tenga una cultura de la legalidad.
En términos más estrictos “la cultura de la legalidad es un concepto sociológico, jurídico y ético político: una convicción personal sustentada en la adhesión de valores universales y una actitud frente a los demás, que se manifiesta en el cumplimiento consciente de las disposiciones jurídicas que regulan nuestra convivencia social”. (Castellanos: 10:2009)
¿Qué esperan las autoridades del ciudadano?
- Que conozca sus leyes
- Las acepte y las comprenda.
- Que entre el ciudadano y la autoridad haya una relación armónica.
- Confianza para con el tribunal de justicia, éste castigará o sancionara.
- La promoción de la denuncia.
Para ello han buscado la manera de insertar, durante la educación básica, programas que promuevan el conocimiento de las leyes. También se ha invitado a las familias a incorporarse y alienten a la población joven a interesarse por la formación cívica. Recurren, primordialmente, a sociedades civiles, al clérigo, a campañas en medios de comunicación en los cuales a través de caricaturas se le explica al ciudadano a respetar las señales de tránsito, a denunciar, ejercer derecho al voto, alzar la voz si son víctimas de violencia, se les solicita que ejerzan sus derechos y obligaciones.
“Sólo modelando y forjando, desde la familia y la educación temprana, una cultura de los valores constitucionales y de la legalidad, será posible construir un Estado de Derecho constitucional y democrático, regido bajo el imperio de la ley y de la justicia” 293
La cultura de la legalidad es “un mecanismo de autorregulación individual y social que exige a todos y cada uno de los ciudadanos, una armonía entre el respeto a la ley, las convicciones morales y las tradiciones culturales” (Rodríguez: 285: 2008). Es decir, el ciudadano al momento de conocer su ley no necesita que estén detrás de él para ejercerla, sino que se interioriza y se refleja en su conducta. Por ejemplo, en un salón de clases para “pedir la palabra” el alumno alza la mano y el profesor le asigna su turno. En este sentido el aprendiente de manera intrínseca conoce las reglas de convivencia. Sin esta diferencia, las aulas se convertirían en un caos, todos opinarían y no se comprenderían.
¿A qué se comprometen las autoridades?
- A defender a los acusados.
- Proteger los derechos humanos.
- No dar cabida a irregularidades.
- Flexibilidad para cambiar las leyes de acuerdo con la realidad.
- Condenar la corrupción y la delincuencia.
Concretamente, las autoridades velan por el bienestar y la vida armónica entre la ciudadanía. En caso de que alguien desobedeciera se le castiga ya sea con una multa, la negación de la libertad o con la vida; dependiendo de la gravedad del crimen cometido. Cuando las leyes se cumplen los ciudadanos generan confianza en sus instituciones, creen ciegamente en ellas, dejan en sus manos la justicia. Pero si una y otra vez los han decepcionado, éstos buscarán la manera de hacer sus propias leyes.
México, el país de las leyes no escritas
México tiene un territorio de 1 964 375 km² es grande en comparación con España, Francia, Belice, por mencionar algunos países. La población es de 127 millones de personas, aproximadamente, por lo que estar detrás de cada persona para saber si está cumpliendo las leyes resulta agotador. Hasta ahora se conocen dos soluciones:
- Conocer y obedecer las leyes , o
- Vigilar al ciudadano noche y día.
En los últimos años se han instalado, estratégicamente, cámaras para sondear el comportamiento, si las personas infringen la ley recibirán un castigo, con esto se ha logrado que la ilegalidad se reduzca. Sin embargo, algunas zonas se describirían como peligrosas, aquí el crimen y “hacer la ley por propia mano” están a la orden del día.
Cuando las autoridades “no hacen nada” por la población, ésta crea sus leyes.
“La confianza de los mexicanos en la honestidad de los políticos está debajo de la media que expresan otras naciones, según informe sobre competitividad mundial que elabora el Foro Económico Mundial (…) no sólo es la confianza del público hacia los políticos, también entre hombres de negocios con práctica de pagar sobornos al gobierno. En el indicador de la confianza del público en la honestidad de los políticos sitúa a México en el lugar 43 de 75 naciones con una calificación de 2.5”. (Rodríguez:286: 2008)
Es común que en zonas como Ecatepec los vecinos se pongan de acuerdo para conseguir bates, palos, piedras para amedrentar a los ladrones en caso de que entraran a sus domicilios. Muchos vecinos han conseguido atraparlos y los han golpeado (en circunstancias graves los han asesinado). Como éste hay otros casos, uno bien conocido es: ¿Cómo obtener un empleo, fácil? Si el sujeto que va a solicitarlo y por casualidad es “amigo o compadre” de quién aplica las pruebas (si ambas partes deciden hacerlo), puede “saltárselas” y acreditar los requisitos. Cuando se copia en un examen y se aprueba con una calificación decorosa “sin estudiar”, también se cae en el incumplimiento de la ley.
“No actuar con legalidad puede ir desde una mínima infracción de tránsito hasta crímenes graves. Cualquiera de ellos enferma a la sociedad y hace que la convivencia sea cada vez más imposible”. (Rodríguez: 285:2008)
Reajuste a las leyes
Expertos como el Dr. Agustín Basave o el Dr. Miguel Carbonell concuerdan con el reajuste de las leyes, argumentan que las leyes propuestas en la Constitución de 1917 son incomprensibles en la actualidad.
“En el ámbito de la administración de justicia se podría tomar medidas concretas para mejorar la cultura jurídica, tanto en general como en relación con los derechos fundamentales. La primera de ellas tiene que ver con el lenguaje que utilizan los jueces en sus sentencias. Siguen estando llenas de artificiosas construcciones gramaticales, enredados razonamiento y prolongadas transcripciones. Las sentencias deben ser más cortas, mejor redactadas y llevar al lector de la mano en el razonamiento judicial para permitir que amplios sectores de la población estén al tanto de su contenido”. (Carbonell: 141:2008)
Por supuesto, el área jurídica es un tanto inalcanzable para quienes no pertenecen a ella, esto repercute en que la población desconozca las leyes. En algunos contratos o documentos legales suele aparecer un lenguaje tan rebuscado que pareciera están hechos para que no se comprendan, lo que da cabida a una ignorancia generalizada y únicamente cuándo surge un problema es entonces que se indaga con ayuda de un asesor jurídico.
Haría falta una revisión de las leyes, hacerlas más digeribles para el ciudadano promedio y apegadas a la realidad actual. Algunas de las características que se apreciarían serían: la brevedad, claridad, “ir al grano”, la nula utilización de letras pequeñas, esto repercutiría en la conducta de los ciudadanos. Si “las reglas del juego” son claras y mis problemas los solucionan, entonces no tendré dudas o reservas; pero la realidad es el temor tanto a las leyes como a la delincuencia. “La población ha perdido confianza en las instituciones de procuración y administración de justicia (…) no es que hayan perdido la confianza, sino que nunca la han tenido.” (Rodríguez: 281: 2008)
¿Y si no hay confianza? No se puede vivir en armonía, ¿recuerda el viaje a África y a las suricatas? Si las suricatas desconfiaran de sus compañeros o algún miembro decidiera no desempeñar sus funciones. La comunidad se dividiría, se harían vulnerables para los depredadores, serían más individualistas y su extinción sería inevitable.
Estos pequeños animales llevan a cabo sus tareas con ahínco, confían entre ellos, luchan por un bien común, resuelven sus problemas juntos, conocen las reglas de supervivencia, lo cual provoca una convivencia armónica; esto último no es para malinterpretarlo, la intención no es comparar, sólo ejemplifica que sí existen grupos cuya convivencia es pacífica. La naturaleza siempre será la gran maestra. Desobedecer las leyes, hacerlas incomprensibles o no solucionar problemas, únicamente creará una nación más deteriorada, si se comete una falta está regresará como un boomerang tomando otra forma, predicar con el ejemplo es una gran responsabilidad.
Fuentes de consulta
CARBONELL SÁNCHEZ, MIGUEL (2008) “Cultura de la legalidad y derechos fundamentales”. Cultura de la legalidad México: Secretaría de gobernación.
CASTELLANOS HERNÁNDEZ, EDUARDO DE JESÚS (2009) El fomento a la cultura de la legalidad como política pública. México: Secretaría de gobernación.
REYES BALLESTEROS, Mayolo. (2014). Cultura de la legalidad. México: Once-tv Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=_d6TRsFf4-s
RODRÍGUEZ ESPINOSA, HÉCTOR (2008) “Cultura de la legalidad y la justicia”. Cultura de la legalidad México: Secretaría de gobernación.